No perder la espontaneidad, reirnos de nosotros mismos y jugar hasta caer rendidos deberían ser recetas obligatorias para los adultos. Por eso nos gusta que los niños no pierdan estas características que nos ayudan a crecer más sanos y felices.
En infantil se han hecho fotos, han traído los momentos que le hacen felices, los han compartido con sus compañeros y han contando chistes para relajar el ambiente después de una dura jornada.
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