- El excesivo proteccionismo. A menudo los padres y madres se ven dominados por su propia impaciencia y tienden a solucionar aquellas cosas que sus hijos se están esforzando por hacer. Este “ya te lo hago yo” puede interferir de forma negativa en el aprendizaje de la competencia, pues en lugar de animarles a que sigan intentándolo, tratamos de evitarles cualquier tipo de sufrimiento y solucionamos el problema, y les negamos la sensación positiva de logro conseguido y realización personal. Dominar la impaciencia y dejar a los niños intentarlo una y otra vez será crucial en el proceso de enseñar esta competencia y no favorecer niños dependientes, inconstantes y caprichosos.

- Una marcada valoración del ocio y la inactividad por encima del trabajo o la actividad física, porque se inculcan valores desfavorables en los hijos. La cultura del ocio como algo ganado por el esfuerzo realizado es algo positivo. El ocio es imprescindible para poder descansar y coger energías para esforzarnos más. La actividad física, el deporte, ayuda a la cultura del esfuerzo
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El comprometerse significa que estoy dispuesto, a pesar de todas las circunstancias cambiantes que pueda haber, a seguir adelante.
El ayudar a los hijos e hijas a comprometerse en la medida de sus capacidades y edad es importantísimo para en una visión positiva del esfuerzo (por ejemplo, comprometiéndose con su equipo deportivo, su grupo de amigas y amigos, actividades escolares, la organización de fiestas de curso, o en los consejos
escolares.....)
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